Mucho tiempo atrás cuando inicie mi camino en la termografía, las cámaras eran de cierta manera grandes y pesadas, además de ser muy costosas de adquirir.  La primera cámara termográfica que utilicé requería de un sistema de grabación de video, luego utilizábamos un software para capturar imágenes quietas del video grabado.  Se necesitaba cierta coordinación para mantener quieto el voluminoso equipo y luego presionar el botón de grabación.  Mi siguiente equipo era ¼ del tamaño y 1/8 del peso, además guardaba imágenes con sólo presionar un botón, entonces pensé que ya había alcanzado la cima de la montaña.

Actualmente llevo conmigo un maletín con mi laptop y una cámara termográfica de 320 x 240 que literalmente cabe en mi mano y que se comunica con mi Tablet, toma imágenes o videos térmicos, y tiene muchos parámetros de medición necesarios para muchas de mis aplicaciones y también funciones que pudiese necesitar para ciertas aplicaciones. ¿El costo?  1.25% del costo de mi primera cámara termográfica ‘moderna’, por lo que muchas más personas y empresas podrían actualmente tener más acceso a estas excelentes herramientas, lo cual es asombroso.

La tecnología está haciendo posible que muchos equipos electrónicos sean más pequeños de lo que solían ser, frecuentemente escucho personas comparar los medios de almacenamiento digital de información como por ejemplo las antiguas tarjetas de memoria o los ‘floppy discs’. En la actualidad se podrían comparar memorias USB de unos años atrás con las disponibles actualmente, por ejemplo, en mi casa tengo una ‘antigua’ memoria USB de 250MB, pero hace un par de semanas compre para mi hija otra que es más pequeña y que tiene una capacidad de 256GB.  La tecnología está cambiándolo todo, incluyendo las cámaras termográficas, por lo que ahora es posible tener mayor resolución en equipos más pequeños. Esta misma tendencia está facilitando la utilización de cámaras termográficas permanentemente montadas.

Cámaras termográficas permanentemente montadas no son sistemas nuevos y se han utilizado en procesos de monitoreo desde hace algún tiempo.  Muchos de estos sistemas podrían ser más grandes en comparación con las cámaras termográficas actuales, las aplicaciones también son muy variadas. Con la llegada del Internet Industrial de las cosas (IIOT, por sus siglas en inglés), está haciendo que el uso de cámaras termográficas permanente montadas sea mucho más fácil. Sólo hace algunos años atrás, el concepto de tomar data de alta densidad recolectada desde un lugar y luego transportarla electrónicamente a otro lugar diferente hubiese sonado descabellado.  El ancho de banda necesario podría haber estado disponible solamente en ciertos puntos y la tecnología para recolectar la información tampoco era la mejor. Los sistemas actuales podrían comunicarse de manera inalámbrica y ser instalados en subestaciones, gabinetes eléctricos y áreas de alta energía que podrían resultar de muy difícil acceso para el personal. Además, la información recolectada por estos sistemas podría ser guardada en la nube para posteriormente analizarla o transmitirla casi en tiempo real.

Lo anterior nos lleva a otro punto a tomar en cuenta, dichos cambios en la tecnología hacen que la recolección de datos sea más fácil, rápida y precisa; pero el factor humano también juega un papel importante. El costo de instalación de sistemas infrarrojos de monitoreo permanente en cualquiera de las posibles aplicaciones anteriormente mencionadas podría tener un retorno de inversión más rápido debido a que podría no haber costos asociados a personal que deba recolectar la información, pero la data aún debería ser analizada e interpretada.  No interpretar adecuadamente la información podría borrar cualquier beneficio obtenido al instalar el sistema.

Mantengámonos actualizados con los avances de la tecnología y utilicémosla a nuestro favor, pero no olvidemos que Pensar Térmicamente también es muy importante.